25.6.06

 

Deporte, humanismo y no violencia


Deporte, humanismo y no violencia

Modelo de deporte actual

En la época actual e influida fuertemente por las concepciones positivistas de la llamada modernidad, el deporte y la cultura física ha ocupado un papel secundario o solo “complementario” en la formación educativa*.
Muchas veces el sistema educativo lo ha entendido como necesario para que los niños y jóvenes “descarguen energías” y en consecuencia tengan mejor disciplina en la sala de clases o también muchos colegios y universidades han visto en el deporte una forma de ganar prestigio al “demostrar superioridad” sobre otras instituciones en torneos y competencias. Visiones torpes y reduccionistas pero que no deben extrañar si comprendemos la concepción zoológica que tiene la ideología neoliberal dominante.

Construyendo el modelo humanista

Desde una mirada humanista el deporte tiene un sentido humano y social que lo liga directamente con fines y objetivos vinculados con la educación, el ocio y recreación y la salud.
En todo caso el punto específico que nos interesa es la riquísima posibilidad que ofrece el deporte y la recreación para humanizar el ocio, permitiendo a los individuos y los pueblos a través de su práctica sistemática llenar su tiempo de ocio de manera activa, creadora y multifacética.

La vinculación del deporte con la dimensión educativa ha sido comprendida por diversas culturas y escuelas y no es de extrañar que desde antiguo haya ocupado un importante lugar en la formación de las nuevas generaciones

Numerosos educadores y estudiosos (famosos y anónimos) han sido capaces de entender las enormes potencialidades que tiene el deporte en la formación, no sólo física, sino además cognitiva, afectiva y volitiva. Es justamente ese aspecto el que importa al humanismo: la gran potencialidad formativa del deporte no es sólo porque puede educar cada una de esas dimensiones, sino porque puede hacerlo, como ninguna otra rama del sistema educativo, de una manera integradora y sin los efectos “esquizofrénicos” que ofrece una educación de la separatividad y la compartimentación. En ese sentido la educación física y el deporte trabajados de manera amplia y no unilateral permiten vincular integradoramente idea, imagen, emoción y acción motriz.

Disciplinas como la gimnasia artística, gimnasia rítmica, saltos con movimientos aéreos (garrocha, ornamentales, cama elástica, etc.), esgrima, nado sincronizado, entre otras por su gran variedad y/o complejidad motriz ofrecen al niño y joven situaciones educativas que amplían sus circuitos y conexiones neuronales enriqueciendo significativamente el bagaje de gestos motores con que cuenta la persona; por otra parte los deportes colectivos (fútbol, voleibol, baloncesto, hockey, etc.) permiten un trabajo muy rico en lo relativo al mundo de la intersubjetividad, la sociabilidad, el trabajo conjunto, cooperativo y mancomunado en pos de un objetivo, cualidades todas muy importantes en la idea de un ser humano consciente de su condición histórica y social. Por último hay una serie de deportes individuales y conjuntos que educan fuertemente la voluntad, la capacidad de traspasar y romper los propios límites, que muestran que el “aprender sin límites” también se da en este tipo de actividad humana; es el caso de deportes como el atletismo, el ciclismo, el remo, el montañismo, entre otros.

El pensador y fundador del nuevo humanismo, Mario Rodríguez Cobos, Silo, define con acierto a la educación como un proceso de “habilitación”, concepto nuevo en este campo y que resulta absolutamente pertinente a lo requerido para este momento histórico; si lo que se requiere entonces es entregar a las nuevas generaciones opciones educativas que les permitan habilitarse para desempeñarse en un medio eminentemente dinámico, acelerado, cambiante, entonces es de la mayor importancia un “recorrido” amplio por las múltiples posibilidades que ofrece la educación física y el deporte tal como la concebimos desde una perspectiva humanista; ese recorrido pone en contacto a la persona con sus propias posibilidades de una manera integradora como pocas actividades permiten, ello implica necesariamente que en su dimensión educativa la práctica deportiva no apunte hacia una especialización que unilateraliza, sino que por el contrario permita al niño o joven “pasearse por ese rico menú” que le ofrecen las muy diversas disciplinas deportivas.

Violencia y No Violencia

En el mundo de hoy la violencia crece y se expande a todos los campos, generando un clima de miedo, incertidumbre, asfixia y cerrazón. No se trata sólo de la violencia física de la guerra y de la criminalidad; existe también la violencia económica, racial, religiosa, psicológica, la violencia doméstica, familiar y la violencia interna.
La violencia ha penetrado en todos los aspectos de la vida: se manifiesta constante y cotidianamente en la economía, en la política, en la ideología, en la religión, en la familia, en la enseñanza, en el ejército, en la cultura y, por supuesto, en el deporte. Ganar a cualquier precio, dejar participar sólo los “mejores” discriminando al bajito o al gordito o a la niña o al que tiene gafas, agredir física o verbalmente a los árbitros, realizar insultos xenófobos o racistas, producir lesiones de manera intencionada al contrario, son sólo una muestra de la gran variedad de ejemplos que existen.
Este sistema fomenta el individualismo, la incomunicación, la discriminación y la violencia, generando una falta de sentido en la vida. Por el sólo hecho de vivir en él, estos problemas afectan a las personas.
Estos encuentros son para permitir una mayor comprensión de la situación de violencia personal que cada uno vive en el ámbito del deporte y en el resto de ámbitos (familia, trabajo, amigos, pareja, etc...) y caer en cuenta que esto es provocado por el sistema.

La violencia es un “error de respuesta”, no la expresión de la maldad intrínseca del género humano. Así como se aprende la violencia también se aprende la no violencia. Si tan arraigada está la creencia en la inevitabilidad de la violencia caminar hacia la no violencia requiere de cambios profundos en la sociedad y en el individuo.

Conscientes de la importancia de la actividad física y el deporte como parte de la educación y su influencia en la sociedad queremos generar comportamientos no violentos que hagan posible en el futuro vivir en una tierra “humanizada”.

A veces oímos la expresión “no-violencia” pero, debido a la superficialidad de la información, no siempre tenemos una idea precisa de lo que significa.
No-violencia no es pacifismo. No-violencia no es un simple eslogan para las manifestaciones. La no-violencia no es la actitud resignada de quien evita, por temor, el enfrentamiento o la discusión.
La no-violencia es una gran filosofía de vida y una metodología de acción que desde siempre se ha inspirado en profundas convicciones morales y religiosas y que hoy representa la única respuesta coherente a la espiral de violencia que nos rodea.

Objetivos

Este tipo de encuentros pretenden convertirse en una herramienta útil y efectiva que:

a) Sea un ámbito de intercambio y multiconexión entre educadores y de estos con la sociedad en una influencia mutua
b) Genere opinión y conocimientos que puedan constituir referencias y orientaciones para las personas y la sociedad en su conjunto
c) Active producciones que desarrollen los postulados del humanismo y la no-violencia con nuevas metodologías educativas que saquen a la educación del callejón sin salida actual.

* Mario Aguilar A. y Rebeca Bize B. “GENERACIÓN DE EDUCADORES
POR EL CAMBIO Y LA DIVERSIDAD”. Santiago de Chile. 1998

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